Esta exposición recorre el numerosísimo el patrimonio que nos han legado los ocho siglos de historia del Reino de Granada, desde el año 1013 hasta el 1833. Un reino que se ha extendido por un amplio territorio cuyas fronteras han estado vivas. Este trabajo nos muestra de forma artística a la par que ensoñadora cómo ha fluido el tiempo. Sus fotografías nos ofrecen el aspecto efímero de la vida y el perenne. Los escenarios perduran, han sido testigos de la vida que vivió el Reino de Granada; en ellos se representan instantes fugaces, visiones fantasiosas o no, ensoñadas por todas las almas que han participado en este proyecto.
En este viaje los escenarios han atraído la mirada de los fotógrafos Juan Carlos González-Santiago y José Manuel Vera Borja, que han fotografiado el legado arquitectónico del Reino de Granada con su personal perspectiva. Su visión de estos edificios y sus ricos interiores junto a los personajes que figuran en ellos nos sorprenden, a pesar de que hayan sido fotografiados millones de veces por aficionados y profesionales de todos los estilos, épocas y países.
Los artistas no han estado solos en este proyecto. Cientos de personas de todos los lugares de la exposición han dejado sus almas en estas imágenes y se han unido al proyecto figurando en ellas, a la vez que soñando y observando el patrimonio de sus pueblos con otra mirada.
El guión se construye sobre la idea de soñar con la vida de la que pudo haber sido testigo el patrimonio del Reino de Granada, y mostrar este patrimonio como un elemento vivo, que se adapta paulatinamente a las culturas que se van sucediendo por nuestro territorio. Mezquitas que se convierten en iglesias, estilos artísticos como el mudéjar que beben de su pasado más reciente,… Para ello se introducen en la Alhambra, en Archidona, en Castellar de la Frontera, en Alhama de Granada, en Ronda, Alcalá la Real, Málaga, Almería, Priego o Fiñana gentes que vienen y van, que conversan, estudian, investigan, trabajan, comen, rezan, juegan, se educan, se bañan, compran y venden, discuten, se ríen o cuentan y escuchan historias. También se atiende, en la medida de lo posible, a lo extraordinario, a las escenas de la corte, el lujo y la belleza de los espacios.
Se trata de ayudar al visitante de la exposición a mirar de otra forma la herencia del Reino de Granada para hacerla más cercana, atractiva y accesible. Es un proyecto para todos, con rigor para los especialistas y atractivo para el gran público, para escolares o mayores, aunque se trata de una obra artística, no de una tesis o documento historicista, dejando por tanto un amplio margen a la creatividad y la inspiración. Es una estética que busca enganchar al espectador para sumergirlo en el pasado, haciéndole reflexionar acerca de la identidad del Reino de Granada.