Me sumo a las opiniones de este lector; la Guerra Civil ha dejado una huella terrible en la historia de España. Recordar a Salvador Vila, y a otros profesores como Polanco, etc., asesinados no impide rendir memoria a otras figuras víctimas de la trágica contienda, como es el caso del P. Melchor Martínez Antuña. En la reseña que se publicó en la “Miscelánea de Estudios Árabes” de la Universidad de Granada, en 2005, Vol.54, destaqué el hecho de que ambos, Vila y Martínez Antuña, fueron asumidos por uno de los dos bandos en litigio, y cayeron aniquilados por el bando contrario”, como dijo Mª Jesús Viguera. La reflexión de Ibn Hazm, en plena “fitna” o revuelta cordobesa fue muy certera: “la flor de la guerra civil es infecunda”.
Hace pocos días recordábamos a D. Tomás Navarro Tomás en su tierra de Albacete. Este gran estudioso de la Filología española, discípulo de Menéndez Pidal, tuvo que exiliarse por sus ideas políticas. Descubrí entonces su correspondencia con otra gran figura del arabismo español de la época: don Ángel González Palencia, de diferente ideología y sin embargo unidos por su común interés por los temas científicos que compartían.
(Enviado por Fernando de Ágreda)